lunes, agosto 15, 2011

Sueños rotos,
Jordi Sierra i Fabra, Alzira, Algar, 2011, (Algar Joven, 48).


Elsa escribe un diario cuyos fragmentos abren y cierran este libro estremecedor de Jordi Sierra i Fabra, Sueños rotos. Elsa, desde el presente, recuerda un episodio que vivió, en su adolescencia, que la marcó profundamente. Y lo escribe en su diario.
No obstante, la historia la narra un narrador en tercera persona sin que le tiemble el pulso puesto que quiere llegar hasta el final y concienciarnos de que hay temas frente a los cuales no podemos permanecer ajenos. Nos jugamos mucho. La sociedad se juega mucho. Uno de ellos es el que trata el libro que estamos reseñando.
La casi niña Niaga está muy contenta porque, por fin, podrá ir a Gambia y conocer el país del que procede. No se puede creer que su padre haya conseguido el dinero y está pletórica. Niaga es una chica inteligente, que estudia en un centro español y que está casi del todo integrada, puesto que su padre y su entorno familiar no le dejan salir de casa, lo justo para estudiar; pero ella no se lo cuestiona y sigue con su vida. Muchos de los compañeros no acaban de aceptarla y la llaman con nombres ofensivos porque, a veces, lo que no se conoce da miedo.
Elsa es una joven española, que estudia y vive a buen ritmo. Ella sí se siente amiga de Niaga. Elsa está cansada de hacer siempre lo mismo, hasta su novio, un chico con pocas pretensiones y menos sueños, la aburre ya. Elsa quiere comerse el mundo y ser feliz.
Cuando Niaga le cuenta lo de su viaje, algo se enciende en la mente de Elsa y se disparan todas las alarmas. Empieza una lucha contrarreloj contra lo que ella cree que le podría pasar a su amiga. Piensa, y no se equivoca, que su familia quiere llevarla a Gambia para que le practiquen la ablación del clítoris. Y Elsa mueve todos los resortes que conoce hasta despertar las conciencias dormidas. Implica a sus amigos, a uno muy especial, Lorenzo; implica a sus padres y mejora así la relación que tiene con ellos; implica a su profesora de lengua e implica, en suma, a todos los compañeros de su centro escolar. Tanto es así que logran, en el último momento, parar el viaje que Niaga iba a hacer hacia su propia soledad y tristeza.
Jordi Sierra i Fabra pone el dedo en la llaga al hablar de esta practica ancestral, que nos negamos a llamar cultural y al demostrar, con cifras, que se sigue realizando. Hay que concienciar a las gentes y demostrarles que la ablación del clítoris no es nada necesario para la mujer, al contrario, menoscaba su autoestima y pone en peligro su salud. Sueños rotos así lo muestra, más aún al personificarlo en una joven que vive aquí desde hace más de 10 años y que, pese a todo, su familia, no sabe prescindir del lastre que los acompaña, al menos, hasta que alguien se lo hace ver claro.
Sueños rotos está escrito de una manera trepidante, luchando contra el paso del tiempo que es el enemigo de Niaga, pero también entrando en aspectos que tanto le gustan al autor barcelonés: la juventud vivida con autenticidad, el deseo de crecer, los sueños… la vida que ha de ser vivida sin que nadie nos lo cuente.
Interesa mucho el personaje de Elsa, la joven idealista, que lucha por lo que cree y que no se resiste a perder la confianza en los demás. Elsa es una de esas chicas que un buen día descubre que no le gusta cómo vive, que está harta de las cosas manidas y trilladas y que necesita volar; aunque también valora sus raíces.
Los prejuicios, en definitiva, nunca son buenos compañeros de viaje.


Publicado en Pizca de papel













1 comentario:

  1. No conocía este libro pero me ha llamado muchísimo la atención el tema que trata, sin duda imposible quedarse indiferente ante la lectura de este libro

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