jueves, octubre 16, 2014






Tránsito,
Elba García Hernández,
Escritura entre las nubes, 2014.



Tránsito es la biografía de Bernardino García. ¿Quién fue Bernardino García? Es difícil condensar en un libro toda una vida, pero Elga García Hernández, su hija, lo hace y consigue una obra de gran calidad literaria y, sobre todo,  humana.
En tercera persona, como un narrador observador y testigo, se desgranan los avatares de este hombre que, como tantos otros de su generación, sufrió los sinsabores de una guerra que lo marcó para siempre.
Es difícil escribir una biografía y mucho más cuando la persona a las que vas a contar es tan cercana como sucede entre Elba y su padre. No obstante, de alguna manera, la autora logra distanciarse y emplear un tono neutro, porque lo que pretende Elba García no es escribir un panegírico ni un elogio, sino algo más porque intenta sacar a la luz a un hombre de carne hueso, con sus dudas y quimeras, con sus limitaciones y sus fortalezas.
Bernardino García fue un hombre que se hizo a sí mismo, escultor, autodidacta, sentimental, emprendedor y soñador. Bernardino ha dejado en su familia una honda huella que se puede percibir en Tránsito.
El libro se estructura en capítulos breves que desmenuzan una vida, desde el nacimiento, hasta su muerte. Poco a poco, la figura de Bernardino va quedando más clara y se nos aparece como la de un hombre de palabra, que estuvo preso en la terrible cárcel de Fyfees de Tenerife, que pasó por un duro peregrinaje hasta poder regresar a su tierra. No obstante, fue capaz de recoger en un retina nuevos paisajes, nuevas formas de ver la vida y enviar a su mujer, Amalia, una visión de los hechos menos dura porque Bernardino obviaba lo escabroso y se centraba en los pocos aspectos amables de la vida para no preocupar a su joven mujer, sola, con dos niños, esperando. Siempre esperando.
Elba García no habla, pues, solo de su padre, sino de su madre, de sus abuelos, de parientes, de amigos, de todo un tejido social que ella quizás no entendió de pequeña, pero que, con la madurez, ha sido capaz de organizar y realzar en toda su importancia.
El estilo de Elba es claro y evocador. Recrea la vida de antaño,  cómo se celebraban las bodas,  las comidas típicas,  algunas costumbres ya en desuso; se detiene en ciertos paisajes y emplea palabras cargadas de emociones. Es minuciosa con su información, se ha documentado y sabe bien qué se dice, aunque a veces no puede evitar opinar al respecto.
La biografía Tránsito puede leerse, incluso, como una novela cercana al realismo mágico porque Elba recrea, imagina a veces, ilustra, se sorprende, fabula en ocasiones y siempre es capaz de evocar en el lector una emoción, un sentimiento.
No es fácil mostrar la intimidad de la propia vida. Elba nos regala la vida de su padre y la suya propia, de mujer atenta, observadora, de niña que creció sin su padre, pero a la que no le faltó jamás su cariño. Elba nos regala esos momentos de gloria en que un hombre fragua su destino, pese a los inconvenientes, pese a los quebrantos y a las zancadillas; como la persona es capaz de sobreponerse una y otra vez si, de verdad, tiene una ilusión y sigue su camino.
Elba García hace algo muy difícil en este homenaje a su padre, logra elevarlo a categoría literaria y superar los localismos y los particularismos, porque al lector, en suma, le atrapa el personaje desde el principio.

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